Eduardo Valle
El Mañana de Nuevo Laredo. 14 de junio de 2007. ¿Qué le parecería tener en sus manos el control de un Parque Marino Nacional, una reserva natural protegida, afamada por sus arrecifes decorales y la enorme multitud de peces de colores que viven en una profundidad de ocho a veinte metros? ¿Le gustaría ser el Amo y Señor de una de las zonas turísticas -ecoturismo- más hermosas del subcontinenten americano?
Vamos: ya tiene lo principal (el mar y sus bellezas). Nada le cuesta invertir en la creación de infraestructura turística -unos cuantos millones de dolares- y en protección gubernamental -unos cuantos millones, para empezar a ganar dinero en serio. Mucho, mucho dinero; aunque a la reserva marina se la lleve el demonio. Porque a usted lo que le interesa es el dinero, no el Parque Marino. Un momento: ¿y si acaso en este modelo estorban unas cuantes decenas de pescadores, cuyas familias habitan el lugar desde hace mas de cien años?. Ah, entonces lo que hay que hacer es intimidarlos con maquinaria y con pandillas de hombres adiestrados;
derribar sus casas, y cerrar con cadenas la entrada a sus predios. Y esperar que la policía municipal no haga nada, la policía ministerial no haga nada y el gobernador del estado nada haga. Y todo en paz. Usted ya controla Cabo Pulmo, a unos cincuenta kilómetros de San José del Cabo en Sudcalifornia, la entidad mal llamada Baja California Sur. Y, ahora sí, a construir el "desarrollo turístico de élite". Y, luego, a ganar lo que se pueda. Que será mucho; sin importar mucho el arrecife, los peces ni los pobladores.
Estamos hablando de Cabo Pulmo, de una comunidad casi aislada de 120 personas y de la familia Castro a quien la compania Cragar Desarrollos derribó dos casas hace unos días. ¿Nada tienen que decir Narciso Agúndez, gobernador, y Luis Armando Diaz, alcalde de Los Cabos? Porque, ademas, Destiladeras Cabo del Este S. de R.L. y Cragar Desarrollos son dos inmobiliarias que se disputan hasta hoy los terrenos donde están edificadas las casas de los cabopulmeños. Una pelea de piratas y no en el Caribe sino en el Pacífico mexicano. Una de ellas, Cragar Desarrollos, ha
decidido usar el metodo de demolición para apropiarse de las casas, los terrenos y el pueblo mismo, despojando a los habitantes y a los sudcalifornianos.
Dice Alejandro Olivera, coordinador de la campaña de océanos de Greenpeace: "Este es el modus operandi de muchos desarrolladores turísticos. Desalojan, destruyen e intimidan a la gente que ha vivido ahí por generaciones. Es otro ejemplo más de como se dan algunos de los desarrollos turísticos en Los Cabos. No estamos en contra del turismo, creemos que la región tiene un gran potencial siempre y cuando se respete a la comunidad y el medio ambiente". Pero con los métodos de la poderosa empresa Cragar ahora hasta la protección en la zona a las tortugas golfinas está en problemas.
¿Al gobernador Agúndez no le gustan las tortugas?; ¿al alcalde Díaz no le interesa el buceo submarino? ¿A ninguno de los dos les importa un arrecife de corales? Es posible; pero a los sudcalifornianos sí les interesan los peces, las tortugas y los arrecifes. Lo han demostrado por muchos años. Quizás tengan tiempo -si el gobernador y el alcalde no actúan como lo manda la ley y lo demanda la comunidad- de exigir la intervencion de las autoridades federales. No es mucha la esperanza; pero algo es algo.
mvalle131@aol.com
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